Apenas comienza el año y todavía están frescas las escenas del 31 cuando los agüeros son los protagonistas como una práctica con tintes mágicos entre quienes religiosamente acuden a ellos.
Sin embargo, algunos sociólogos sostienen que la práctica de estas actividades responden a una idiosincracia que refleja la ausencia de la razón en un continente que se mueve entre la modernidad y el pensamiento antigüo.
Aseguran también que esas creencias se afianzan en países cuyos sistemas de educación son precarios. Una mirada que seguramente pone los pies en la tierra y de paso genera otra mirada a lo popular.