Aunque la mayoría de las redes sociales tienen entre sus políticas de uso el ser mayor de edad, un gran porcentaje de adolescentes e incluso niños entre los 7 y los 14 años las utilizan, algunos de ellos sin ninguna supervisión.
Esto ha permitido que se conviertan en blanco de extorsión, abuso sexual o incluso los utilicen para el robo de información bancaria.
También se han registrado algunos casos en que son inducidos mediante retos a autoflagelarse o quitarse la vida.