En Medellín hay más de siete mil edificios que superan los seis pisos de altura, los obligados por ley a incluir ascensores para la movilización de sus residentes.
Por ser construcciones privadas, se hace compleja la toma de decisiones en cuanto a cambio y mantenimiento de este tipo de vehículos.
¿Qué hacer entonces, si un ascensor falla y la asamblea de copropietarios no puede resolverlo por falta de cuorum?
Es el caso que enfrenta hoy una mujer que sufre la enfermedad denominada huesos de cristal, quien habita en un piso alto y por falta de ascensor, está cada vez más limitada, paradójicamente, más por falta de una decisión administrativa que por su propio problema físico.