Dice un médico con maestría aeroespacial, que la mejor cura para las enfermedades de sus pacientes es escucharlos, comprender sus necesidades y de paso recetarles, no solo medicina convencional, sino obras literarias.
Lo doblemente novedoso, es que su recetario está contenido en pequeños envases de penicilina y por eso los ha llamado: cuenticilina.
Todo un cuento que sana y cura, al cual le queremos dar una mirada con otros ojos.