En el barrio Manrique La Esperanza, una mujer tiene en su casa un taller de marroquinería en el que transforma huesos de cerdo y pollo en tacones y accesorios para dama.
Una idea innovadora que ha recibido varios premios de emprendimiento y que se convierte en una forma de aprovechar los huesos que terminan en la basura o son desechados en las carnicerías.