La historia de Derec
A través del arte, con plastilina, cerámica y pinceles, Deisy y su hijo, Derec, resignifican sus cicatrices y las de otros, aceptando la realidad desde una mirada positiva. Hace 8 años Deisy se enteró que Derec llegaría a su vida, y, desde entonces, el arte se convirtió en su escape, y las agujas, las gasas y los quirófanos en los juguetes de este pequeño.
Gracias a los cuidados médicos y de su madre, este pequeño puede disfrutar de lo que más le gusta hacer: pintar y jugar baloncesto. Es un niño que, gracias al arte, dice que tiene una vida feliz y que cree rotundamente en que los sueños sí se hacen realidad.
Pensar en donar un órgano ante la pérdida de un ser querido, puede ser una decisión difícil, pero darle la oportunidad a otro para vivir se convierte en un acto de amor. Deisy espera la donación del corazón para su hijo Derec; MIENTRAS TANTO, seguirá dando pinceladas de esperanza y amor.
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