El aumento de actividades acuáticas durante la temporada de descanso incrementa los casos de otitis, una inflamación del oído que puede generar dolor intenso.
Con la llegada de las vacaciones de fin de año y de mitad de calendario, piscinas, playas y actividades acuáticas se convierten en los principales espacios de recreación para miles de personas. Sin embargo, este incremento en la exposición al agua también trae consigo un aumento de consultas médicas por molestias auditivas asociadas a la otitis, una inflamación del oído que, aunque común, puede resultar dolorosa y limitante cuando no se maneja adecuadamente.
La otitis puede afectar las diferentes partes del oído, durante las vacaciones, la más frecuente es la otitis externa, conocida popularmente como “oído de nadador”. Esta se produce principalmente por la permanencia de humedad en el conducto auditivo tras duchas frecuentes, baños en piscinas o en el mar, así como por la exposición a ambientes húmedos. De acuerdo con el otorrinolaringólogo de Colsanitas Fernando Manrique, la causa principal de esta afección no es el contacto con agua contaminada, como comúnmente se cree, sino la alteración del equilibrio natural del oído debido a la humedad persistente, que modifica el pH y la flora bacteriana protectora del canal auditivo.
Cuando el agua queda atrapada en el oído, se crea un ambiente propicio para la inflamación y la proliferación de bacterias. Los síntomas más frecuentes incluyen dolor, picazón, sensación de oído tapado e incluso secreciones. En algunos casos, el dolor puede intensificarse al tocar la oreja o al masticar, lo que afecta actividades cotidianas y genera incomodidad constante durante los días de descanso.
Además de la otitis externa, existen otras formas de la enfermedad que también pueden presentarse en esta época. La otitis media es más común en niños y suele estar asociada a infecciones respiratorias, congestión nasal, inflamación de los adenoides, consumo de tetero en posición acostada o cambios de presión durante viajes. En adultos, esta variante puede relacionarse con problemas como el reflujo gastroesofágico o la obstrucción de las vías respiratorias, situaciones que pueden agravarse durante desplazamientos largos o cambios de clima.
Otro factor de riesgo frecuente es la acumulación de cera en el oído, especialmente cuando se utilizan copitos de algodón o se introducen objetos para limpiar el canal auditivo. Esta práctica, lejos de ayudar, puede empujar la cera hacia el interior, generar tapones y favorecer procesos inflamatorios. Los especialistas recomiendan limitar la limpieza a la parte externa de la oreja, utilizando agua, jabón y un secado suave, sin intentar introducir elementos en el oído.
La prevención se convierte en la principal aliada para evitar la otitis durante las vacaciones. Evitar la humedad persistente en los oídos, secarlos cuidadosamente después de nadar o ducharse y abstenerse de usar copitos son medidas básicas. En algunos casos, y siempre bajo indicación médica, se pueden usar soluciones secantes para el canal auditivo después de la exposición al agua. Las personas con antecedentes recurrentes de otitis pueden requerir el uso de tapones especiales al nadar, así como cuidados adicionales durante viajes con cambios de altitud.
Consultar oportunamente al médico ante síntomas como dolor persistente, secreciones o disminución de la audición es clave para evitar complicaciones mayores, como infecciones más profundas o lesiones en el tímpano.
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— Hora13 Noticias (@hora13noticias) December 24, 2025

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