En el barrio Aranjuez se viven las dos caras de la moneda: por un lado, los ladrones están, como diríamos, “muy amañados”, mientras que los habitantes están muy angustiados por el asedio de los malandrines.
Casas, objetos personales y dinero, son entre otras, algunas de las pertenecías que buscan los bandidos, entre sus indefensas víctimas.
El descaro ha llegado a tal punto, que incluso robaron los instrumentos musicales a menores de edad en situación de discapacidad. Ante la situación piden mayor presencia y acompañamiento por parte de las autoridades.