Hace 17 años Medellín inauguró su primer Metrocable, la Línea K, Santo Domingo, la cual estuvo pensada para unir el sistema metro con la Comuna Nororiental. Hoy, en la ciudad, hay cinco líneas de cables, todas abarcan 11.82 kilómetros y movilizan más de 11 mil 500 pasajeros cada hora, por sentido en un día. Cada cable está integrado con el Metro, buses y Tranvía.
Pensar en un cable aéreo para que las personas alzaran vuelo hacia las diferentes comunas en la zona nororiental de la ciudad era una idea que desafiaba la geografía y retaba al transporte público.
En 2004, con la construcción del Metrocable Santo Domingo, Medellín lo logró. Medellín se expandió y el sistema de transporte también. Disminuir el tiempo de desplazamiento hacia las laderas y ver las casas desde el aire en medio de las montañas fue posible.
“Una obra de esas tan trascendental me parece poco común”, dijo Reinaldo Otalvaro, usuario del sistema.
Estos beneficios también llegaron para habitantes de la zona centro occidental. En 2008, llegó la línea J, San Javier. “Mejor que un bus, más seguro y más rápido” señaló, Diego Bustamante, usuario del sistema.
En marzo de 2010, llegó la Línea L, una extensión de la línea a Santo Domingo que llega hasta la estación Parque Arví en el corregimiento Santa Elena.
En 2017 llegó la Línea H, La Sierra, que conecta el Tranvía con el centro oriente de la ciudad. “Ya más gente de otros lugares va a venir a conocer el barrio”, comentó una habitante del sector.
La Línea M, Miraflores, se inauguró en 2019. Esta hace transferencia en el Tranvía y conecta las comunas Villa Hermosa y Buenos Aires. “Me siento muy feliz, porque con este metro nos vamos a poder movilizar desde oriente hasta occidente y de norte a sur” dijo Fanny Puerta, usuaria del sistema.
Dos años después llega la Línea P, Metrocable El Picacho, el sexto cable aéreo para Medellín.