Luego de 14 años viviendo en las calles del Centro de Medellín, joven finalizó su proceso de resocialización.
En Medellín, ciudad de contrastes, entre el modernismo, lo tradicional, la riqueza y la pobreza, se esconden historias de recaídas y superación.
Por gusto o por moda, o simplemente por sentir adrenalina, Nicolás desde pequeño sintió gusto por las armas.
La carencia afectiva de su familia y la pérdida de un hermano, lo llevó por malos caminos.
Para Nicolás el consumo de sustancias psicoactivas fueron su refugio. El vicio, las malas compañías y decisiones lo llevaron a irse de su casa para habitar el centro de Medellín.
La zozobra de morir o terminar en la cárcel, lo llevó a comenzar su proceso de resocialización y llegar a Granja.
Nicolás se describía como una persona intolerante y agresiva, pero en este lugar hizo amigos que también vivieron situaciones como las de él. En los talleres, surgió su gusto por las artesanías, así canalizaba sus emociones.
Aquí se dejó enamorar por la música, la naturaleza, la amabilidad de la gente; todos lo hicieron sentir en una verdadera casa.
Nicolás está terminando su bachillerato y trabaja en un restaurante demostrándose día a día y enseñándole a otros, que sí se puede.
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— Hora13 Noticias (@hora13noticias) May 31, 2023